Adaptación, resiliencia y espíritu innovador son tres conceptos que definen la situación actual del high-tech israelí, una industria que se caracterizó desde sus orígenes por ser ágil y visionaria.
Tras los ataques terroristas perpetrados por Hamas el siete de octubre pasado, Israel entró en un período de inestabilidad que ha impactado en su economía. Sin embargo, el sector motor del país, responsable de la mitad de las exportaciones y de más del 18% del PIB, no se ha detenido, sino que ha encontrado maneras de continuar creciendo. Según Tzach Goren, cofundador y CEO de Agado Live: “El mundo de las startups israelís sigue trabajando incluso a la sombra de la guerra. Es importante tener presente que la economía es el motor para salir de la situación en la que nos encontramos“.
Como Goren, son numerosos los empresarios israelíes que consideran el conflicto bélico como un desafío a superar, incluso con hasta un 25% de sus equipos técnicos llamados a la reserva. Las empresas más grandes y estables lograron solucionar la situación debido al capital recaudado en los últimos años, lo que les permitió externalizar sus operaciones en el extranjero y sostener su ritmo de trabajo.
Por el contrario, las compañías emergentes, que antes de la guerra ya atravesaban un período complicado derivado de la reforma judicial, encontraron dificultad para conseguir financiación, lo que las llevó a reducir gastos de manera estratégica y concentrarse en su misión original con el ADN resiliente que caracteriza y fortalece a esta industria. Tal como acordaron panelistas expertos del seminario de la IATI (Israeli Advanced Technology Industries) organizado a mediados de noviembre, la cautela de los inversores es el motivo “entendible” para la desaceleración temporal de entradas de capital extranjero.
Justamente, en dicho evento, el gobierno israelí informó el lanzamiento de un programa agresivo de subvenciones para investigación y desarrollo, basado en préstamos con condiciones favorables. De la misma manera, entre otras iniciativas privadas, el fondo de emergencia tech Iron Nation se propuso recaudar 20 millones de dólares para financiar a las empresas israelíes y que continúen siendo viables en la segunda parte de 2024.
Estas condiciones, según los directores de las principales startups del país, crean una gran oportunidad de inversión para el capital de riesgo en etapa inicial a valoraciones razonables. De hecho, empresas que vieron pausadas sus rondas de financiamiento al iniciar la guerra lograron recuperarlas a inicios de noviembre gracias a generar confianza en los capitales locales e internacionales. Lo lograron al reorganizar el trabajo y destacar su alta capacidad de acción, convencidos de que el high-tech israelí seguirá siendo uno de los principales ecosistemas de innovación a nivel mundial.
Los sectores que más rápidamente han logrado mantener su crecimiento estratégico como catalizadores del conflicto son el de la inteligencia artificial, la ciberseguridad, fintech, tecnología aplicada a la salud y a la defensa. Se espera además que los sectores verticales emergentes como el aeroespacial, la ciberseguridad y las tecnologías relacionadas experimenten un repunte a medida que aumenta la demanda de soluciones de defensa y seguridad.
En este sentido, es claro que la diversificación operativa al, por ejemplo, externalizar servicios y mano de obra o abrir nuevas sedes en el extranjero, es una herramienta que aporta al sostenimiento de los negocios israelíes en escenarios adversos. Es una alternativa a considerar como parte intrínseca de las empresas y un activo que, a su vez, genera confianza en el mercado.
Estas capacidades de la industria demostradas hasta el momento junto a la resiliencia histórica israelí predicen una nueva ola de innovaciones encabezada por tecnologías militares, que tendrán aplicaciones civiles, y una mejora determinante en inteligencia artificial.
Más allá de la incertidumbre e inestabilidad generada por la guerra, los esfuerzos actuales del high-tech serán altamente efectivos en seguir atrayendo capital extranjero los próximos años y transformar así los obstáculos coyunturales en inversiones, negocios y el fortalecimiento de un ecosistema de reconocimiento internacional que aún no ha alcanzado su nivel máximo.
Débora Malamud es analista en Ardup Corporate Managent. © 2023 ARDUP Corporate Management (ACM) – Todos los derechos reservados.